Primer encuentro con Giuseppe Orefici
Mi primer encuentro con Giuseppe Orefici tuvo lugar en Nasca en abril de 2007. Anteriormente habíamos tenido un prolongado intercambio de correos electrónicos en los que le propuse utilizar imágenes de satélite, lo que en aquel momento era una novedad absoluta, para identificar sitios y estructuras enterradas. Giuseppe se mostró algo escéptico, pero al mismo tiempo, curioso. A mi regreso a Italia planificamos la primera misión que también incluía investigaciones geofísicas que se llevarían a cabo en agosto del mismo año. El terremoto ocurrido el 15 de agosto de ese año impidió la primera misión.

Primeras investigaciones y retos iniciales
Fue un gran reto el de traer de vuelta a Italia los instrumentos geofísicos que habían sido enviados a la aduana en un vuelo de carga, días antes del terremoto. Sin embargo, el terremoto y los percances con la aduana no apagaron nuestro entusiasmo. En abril del año siguiente realizamos la primera misión del CNR en Cahuachi. Bajo un calor abrasador y, a veces, bajo vientos de gran ímpetu, trabajamos febrilmente tratando de desarrollar un modus operandi, una modalidad de trabajo que combinara arqueología, geofísica y teledetección satelital para enfrentar un desafío tecnológico y científico verdaderamente único: identificar estructuras de muros de adobe bajo tierra.
Un desafío tecnológico y científico
Para nosotros estaba muy claro que la probabilidad de identificar la presencia de estructuras enterradas con un radar de penetración terrestre se incrementaba a medida que aumentaban las diferencias en las características materiales de las estructuras y el material que las cubría. Encontrar paredes de tierra cubiertas de tierra era un verdadero desafío. Esa noche, a poco de llegar, agitado y febril, tuve sueños extraños. Soñé con Maxwell, el padre del electromagnetismo, con sus ecuaciones que, en el sueño, eran evocadas por un sacerdote desde lo alto de la Gran Pirámide.
El cambio de paradigma en la investigación
Al día siguiente comenzamos a investigar con radar de penetración terrestre las zonas que serían excavadas al día siguiente. De esta forma podríamos comparar en tiempo real la ‘escena geofísica’ formada por radargramas de difícil interpretación con la ‘escena arqueológica’. La arqueología se hacía funcional a la geofísica. Un cambio de paradigma que funcionó.
Avances y resultados prometedores
Poco después desarrollamos una metodología de interpretación de radar de penetración terrestre que se amplió a otras técnicas geofísicas utilizadas en una segunda misión en noviembre. Los resultados fueron magníficos, las informaciones obtenidas en particular en la Pirámide Naranja fueron muy útiles para las actividades de excavación de una ofrenda ritual y de numerosos elementos arquitectónicos sacados a la luz por Giuseppe y sus colaboradores. El entusiasmo fue grande. Pero lo mejor estaba por llegar.
El descubrimiento de una pirámide con imágenes satelitales
En diciembre del año anterior durante las vacaciones de Navidad me encontré, casi por casualidad, observando primero con Google Earth y luego con imágenes satelitales QuickBird las pirámides de Cahuachi y el cauce del Río Nasca. Me llamó la atención que los paleocauces del río quedaban al descubierto gracias a las variaciones de humedad y crecimiento diferencial de la vegetación. Siguiendo estos paleocauces, procesando junto con mi esposa Rosa Lasaponara, las imágenes en falso color, utilizando índices espectrales particulares, me encontré con huellas de forma cuadrangular. Hablé de ello con Giuseppe cinco meses después, al final de una deliciosa cena preparada por Nelly, la cocinera de la misión.
La confirmación del hallazgo
Giuseppe quedó impresionado. “Podría ser una pirámide –dijo–, pero tomémoslo con calma”. Al día siguiente, con la ayuda de una cámara termográfica, realizamos una inspección para comprobar de qué se trataba. Era una pirámide. Los resultados fueron presentados en una conferencia en Roma. La noticia dio la vuelta al mundo, periódicos, canales de televisión y sitios web estadounidenses, alemanes, italianos y, por supuesto, peruanos hablaron de ello. Cahuachi estaba en el centro del mundo gracias también a la observación satelital.
Los Nasca, pioneros de la teledetección
No podríamos honrar mejor a los Nasca quienes, si lo pensamos bien, fueron verdaderamente los pioneros de la teledetección, habiendo dibujado geoglifos en las superficies áridas de las Pampas para ser observados desde lejos o para ser observados por las deidades. A partir de ese afortunado descubrimiento de la pirámide, empecé con Giuseppe un proyecto científico más estructurado e interdisciplinario que nos llevó a ampliar nuestras perspectivas de investigación, ya no solo orientadas al descubrimiento de ofrendas rituales con radar de penetración terrestre y asentamientos enterrados con teledetección. Gracias a las primeras aplicaciones con drones y geofísica comenzamos a estudiar acueductos, geoglifos y arquitectura ceremonial como partes relacionadas de un paisaje cultural.

Reflexiones personales
Más de quince años después de nuestro primer encuentro, creo que haber trabajado con Giuseppe ha sido lo más afortunado que me podía haber pasado. Es una persona amigable, cordial, simpática. En momentos de dificultad te apoya y te ayuda a poner los problemas en perspectiva. Al mismo tiempo, nunca se conforma con lo que ha hecho, lo que hace nunca es suficiente para él. Continuamente busca nuevos desafíos, continuamente perseguido por el demonio de la insatisfacción.
Autor
Nicola Masini (1965), científico italiano del Consiglio Nazionale delle Ricerche (CNR), especialista en la investigación de civilizaciones andinas en Perú y Bolivia usando tecnologías espaciales y teledetección.